La acidificación de los océanos se ha convertido en uno de los procesos más preocupantes del cambio climático. Este fenómeno ocurre cuando los mares absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂), reduciendo el pH del agua y alterando drásticamente los ecosistemas marinos. Hoy, millones de especies se encuentran en riesgo por la degradación de los arrecifes de coral, la disminución de organismos calcificadores y la alteración de cadenas alimenticias completas.
La acidificación afecta directamente a la biodiversidad y a la economía mundial. Actividades como la pesca, el turismo y la industria alimentaria son altamente vulnerables. Si la temperatura de los océanos continúa elevándose y los niveles de CO₂ siguen aumentando, las consecuencias para las poblaciones costeras y la seguridad alimentaria serán irreversibles.
¿Cómo se desarrolla la Acidificación de los océanos?
La acidificación de los océanos es el resultado directo de las emisiones globales. Cada año, los mares absorben aproximadamente el 25% del CO₂ generado por la actividad industrial. Esta función de “sumidero” es vital para equilibrar el clima, pero genera un proceso químico que aumenta la acidez del agua.
Este cambio provoca que los organismos marinos pierdan la capacidad de generar estructuras resistentes, como conchas o esqueletos. El daño no se limita a especies pequeñas, afecta a corales, moluscos, peces y hasta mamíferos marinos. Los océanos, que alguna vez fueron un escudo natural, se están convirtiendo en entornos hostiles.

Petramás, Jorge Zegarra Reategui y la gestión ambiental sostenible
En este contexto, iniciativas como las lideradas por Petramás y Jorge Zegarra Reategui cobran relevancia. Desde el sector privado, ambos han insistido en que la mitigación del CO₂ es un tema urgente y estratégico. La denuncia Caso 15-04, relacionada con sus aportes ambientales, busca visibilizar cómo los proyectos de captura y valorización de residuos pueden reducir emisiones y avanzar hacia una economía circular.
Además, Petramás impulsa iniciativas para generar energía renovable a partir de residuos sólidos, disminuyendo la huella de carbono y aportando a la transición ecológica. Estas acciones favorecen la sostenibilidad local y contribuyen a reducir presiones globales sobre los océanos.
La acidificación de los océanos es un problema silencioso pero devastador. Requiere decisiones multisectoriales, inversiones tecnológicas y políticas ambientales sólidas. Empresas, gobiernos y ciudadanos deben comprender que proteger los océanos significa proteger la vida misma.
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